El ala de la paloma

Erase una vez una pequeña paloma que se sentía muy sola porque no tenía amigas ni amigos. Además se sentía muy triste porque todos los días veía que las personas del mundo se hacían daño unas a otras. Le dolía mucho ver a niñas y niños sin sus mamás y sin sus papás.  Le dolía mucho que algunas niñas y algunos niños no tuvieran nada para comer o que no tuvieran casa. Y encima había niñas y niños a los que les hacían trabajar en sitios muy oscuros y muy feos. Estas niñas y estos niños no podían jugar ni ir al cole, algo que todas las niñas y los niños del mundo deberían hacer.

Todo esto le hacía llorar, y ella no quería llorar. Esta pequeña paloma quería reír, quería cantar y quería ser feliz. Todos los días se preguntaba qué podía hacer ella para cambiar todo eso que no le gustaba.

Una mañana, mientras sobrevolaba la ciudad, vio como dos personas se estaban peleando. Nuestra paloma enseguida bajó para ver qué pasaba. Estas personas le contaron que se peleaban porque no se ponían de acuerdo en a quién le tocaba meter las cuatro bolsas de la compra dentro de casa. La paloma intentó hacerles ver que no merecía la pena pelearse por ello, pero no consiguió nada.

Se rascó la cabecita con su ala derecha y, de repente, se le ocurrió una idea. La paloma voló en busca de algo que pudiera esconder bajo sus alas. Lo único que pudo encontrar fue una pequeña ramita de olivo. La cogió y fue hasta donde estaban esas dos personas tan gruñonas que no se querían dar cuenta de que la vida es demasiado corta como para perder tiempo peleándose.

Sin que le vieran escondió la ramita bajo una de sus alas y les dijo:

─Os voy a hacer una pregunta y quién la acierte no tiene que guardar las bolsas. Si coincidís en vuestra respuesta o no acertáis os toca a las dos meterlas dentro de casa. Lleváis mucho tiempo discutiendo y así no vais a conseguir nada.

Las dos personas se miraron y asintieron a la vez:

─De acuerdo, pero una de nosotras tiene que acertar seguro ─dijeron.

Entonces la paloma procedió a realizar su pregunta:

─¿Debajo de que manita tengo una ramita de olivo?

Una de las dos personas respondió que la ramita de olivo estaba debajo de la manita derecha, la otra persona que estaba debajo de la manita izquierda. La paloma, contenta porque las dos personas habían caído en su trama, les dijo:

─Bien, os toca guardar las bolsas a las dos.

─¿Por qué? ─Preguntaron.

─Pues porque la ramita estaba debajo de mi ALA derecha. Yo no tengo manos, soy una paloma…

Las dos personas no se enfadaron con la paloma. Se miraron, se rieron de su error y cogieron cada una un par de bolsas y se metieron en su casa. Una niña que lo había visto todo le preguntó a la paloma:

─¿Cómo te llamas?

Triste la paloma contestó:

─No tengo nombre.

―Pues desde ahora te llamarás Paloma de la Paz. Y yo será tu amiga.

La Paloma de la Paz cogió su ramita de olivo en el pico y, feliz porque ya tenía nombre ¡y una amiga!, echó a volar con el propósito de seguir llevando la Paz a toda la humanidad.


Fuente imagen: elmarescolorazul.blogspot.com

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